lunes, 30 de diciembre de 2013

EL INSTINTO SESGADO

Lo que debería de fluir de manera natural se ve entorpecido por décadas de interferencias culturales.
Cuesta sacudirse todas esas "verdades absolutas",todas esas normas y deberes que en algún momento a alguien se le ocurrieron para "domesticar" al animal mas tozudo e irreverente; el ser humano.
Considero que soy una persona a la que le gusta controlar cada detalle, me anticipo a cualquier consecuencia, antes de tomar una decisión barajo todos los " y sis.." pero esto de la maternidad...¡Me ha descolocado por completo! Y es que nadie puede predecir lo que ocurrirá, ni cómo, ni cuando .
Me resultaba imposible imaginarme en una situación que no había vivido anteriormente y aunque había leído, me había informado,  preguntado e incluso estudiado, no lograba la seguridad que buscaba...
Según avanzaba mi embarazo sentía que las hormonas no se apoderaban de mi...La razón estaba aplastando al instinto...No me dejaba llevar.
Fue un lunes cuando empecé con contracciones, eran bastante espaciadas, aproximadamente cada 20 minutos...y me agobiaba que ni de esa forma mi mente dejaba libre a mi cuerpo. Cuando mi marido se iba a trabajar cesaban o se distanciaban aun mas las contracciones y cuando volvía retomaban la intensidad.
A lo largo del lunes y del martes perdí el tapón mucoso...sabía que se acercaba el momento, pero no terminaba de creermelo y al mismo tiempo pensaba que mi cuerpo sabría qué hacer.
Pasó el miércoles con contracciones cada vez mas intensas, aquella noche me la pasé andando por casa, agarrándome al armario de la entrada de mi casa,no aguantaba tumbada...A veces pensaba que igual ya estaba muy adelantada pero mi cuerpo seguía encerrado y no le dejaba hacer.
El jueves fue apoteósico, tenia contracciones muy dolorosas y muy seguidas, además cada vez duraban mas...¿ y si ya era el momento y yo seguía aguantando en casa? ¿Y si yo era una blandengue y ese dolor no era más que el comienzo? Si era la segunda opción me sentiría ridícula e incapaz de hacer frente a las sensaciones que conllevan un parto...Aquella noche se me caían las lágrimas, por el dolor, pero sobretodo por la incertidumbre de no saber si mi cuerpo me estaría diciendo lo que debía de hacer y yo no fuera capaz de escucharlo...¡¡¿Dónde estaba mi instinto?!!
Ya era viernes, temía estar muy dilatada o nada dilatada, me preocupaba ir al hospital ya que no quería ir demasiado pronto ni demasiado tarde...las contracciones eran cada siete, cada seis minutos e incluso cada cinco minutos y duraban un minuto...Al final decidimos ir al hospital, que me dijeran lo que necesitaba saber, y si estaba de menos de 3 cm me volvería para casa y certificaria que era una enclenque.
 Estaba de casi 42 semanas, no había querido que me hicieran ningún tacto hasta ese momento y cuando escuche que estaba dilatada de algo mas de 3 cm sentí un gran alivio...Mi cuerpo había trabajado a pesar de mis barreras mentales, pero al mismo tiempo pensé...¡¡Cinco días para tres centímetros!!

Creo que hasta que no me vi en la sala de dilatación no le di vía libre a mi cuerpo...Nos dejaron solos a mi marido y a mi...¡Estaba preparada para dejarme llevar! Y así fue, aunque mi mente una y otra vez intentaba tomar las riendas...Mi marido sabia perfectamente lo que quería y lo que no, pero tuvimos la mala suerte de que nos atendió una matrona que se creía con el derecho a hablar por mi, sin respetar lo que mi marido decía, así que en mas de una ocasión tuve que aterrizar para decirle a esa mujer que mi marido velaba por respetar mis decisiones.

Esa profesional no dejo que mi cuerpo fluyera...yo le había permitido a mi instinto por fin guiar el nacimiento de mi hijo y una desconocida con presiones e imposiciones quería tenerlo bajo su control...¡Con lo que me había costado liberarlo!Afortunadamente hubo cambio de turno y aunque las decisiones mas concluyentes ya se habían tomado pude dejarme llevar, gritar, sentir todo lo que había leído en innumerables relatos...Para finalmente mirar a mi hijo y sentirme taan animal, tan orgullosa de mi misma, tan feliz...Mi instinto aunque podado, me había llevado hasta allí, hasta la mayor de las sensaciones jamas imaginadas...así que le devolví el lugar que se merecía en mi persona.

Tras el parto se puede decir que olvidé todo lo leído, todo lo estudiado...Alguna vez hemos comentado mi marido y yo que he leído más para prepararme para ser madre que para sacarme mis tres carreras, cursos de especialización, oposiciones...etc, y lo único que necesitaba creerme es que la clave estaba ya dentro de mi.

Antes de parir creía que era algo exagerado cuando una mujer lloraba por ver que su lactancia fracasada, pero cuando ya en el hospital vi que la mía tenia las horas contadas, lloré, me frustre, me enfadé y pelee por salvarla, sin basarme en ninguna teoría, en ninguna razón de peso...Yo debía amamantar a mi hijo, porque si, porque me salia, porque lo necesitabamos, porque nos apetecía, porque no debería de existir ninguna otra opción siempre y cuando hubiera salud.

Hasta el mismo día que dí a luz pensaba que el lugar habitual de un bebé era su cuna, pero desde que lo cogí en mis brazos no pude soltarlo;Durmió conmigo cada noche y todavía hoy seguimos en esa unión; seis meses y medio sin separarnos ni un solo momento, compartiendo lecho, siempre en contacto...Y esa cunita tan mona, sigue en modo sidecar pero apenas ha sido estrenada...

Invertimos en el que consideramos el mejor cochecito del mercado, el más practico, robusto...pensaba, ingenua de mi, que entre la cuna y el cochecito mi hijo se pasaría unas 16 horas diarias tumbado y resultó que el cochecito era de lo mejorcito y un gran complemento para nuestros paseos. Mi hijo prefería los brazos y la posición vertical a la horizontal. Las siestas sobre mamá sientan mejor.

Puedo decir que desde el mismo día en el que mi hijo nació mi instinto se ha crecido y cada vez va ganándole más terreno a la razón. Mil veces pienso si estaremos tomando las decisiones correctas o no, pero cada día me doy mas cuenta de que en realidad no decidimos gran parte de los pasos que vamos a dar, sino que los damos y punto.

Mi instinto sigue sesgado; el conocimiento, los prejuicios, la información manipulada, los intereses económicos, la presión social, las tradiciones, los consejos y un largo etcétera pesan mucho, pero afortunadamente todo puede ser mucho mas sencillo y natural.